Alrededor de la mitad de la Primera Guerra Mundial, el marco alemán estaba en caída libre y su valor disminuía rápidamente, al tiempo que el precio de todo aumentaba. El gobierno alemán decidió pedir dinero prestado a otras naciones, confiando en que podrían pagar la deuda cuando ganaran la guerra.
Pero no fue así. Alemania perdió la guerra y terminó con unas deudas enormes. Además, el Tratado de Versalles impuso a Alemania una enorme multa para reparar las pérdidas y daños causados a los aliados en la guerra.
Para pagar las deudas, el gobierno comenzó a imprimir dinero para comprar divisas, que luego se usaron para pagar reparaciones. El nefasto resultado no se hizo esperar: pronto hubo demasiado dinero frente a muy pocos bienes, lo que hizo que la inflación se descontrolara. En el momento más catastrófico, la moneda alemana llegó a la desorbitada cifra de 4,2 mil millones de marcos por un dólar. La moneda perdió su significado. La gente dejó de utilizar el marco y recurrió al antiguo sistema del trueque.
Estas antiguas fotos ilustran la hiperinflación alemana de 1923:
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