El uso de cometas con fines meteorológicos ha durado más de
250 años. Se inició en el siglo XVIII y se mantuvo de forma constante hasta
finales del siglo XIX y comienzos del XX. En ese periodo surgieron las estaciones
aerológicas, instalaciones diseñadas para medir diversos parámetros
atmosféricos a distintas altitudes, utilizando tanto cometas como globos para
elevar los instrumentos. Todavía en el siglo XXI se utilizan ocasionalmente cometas
en algunas investigaciones meteorológicas (véase High-Altitude
Inflatable Kites and Their Role in Atmospheric Boundary Layer Research, 2024).
El primer uso de cometas para hacer observaciones
meteorológicas tuvo lugar en 1749, cuando Alexander Wilson y Thomas
Melvill (ambos escoceses) colocaron termómetros en un tren de cometas de
papel que volaron sobre el pueblo de Camlachie, cerca de Glasgow.
Alexander Wilson (1714 – 1786)
Cirujano, tipógrafo, astrónomo, matemático y meteorólogo
(Imagen de dominio público)Para describir esta primera experiencia utilizaré la narración que hizo su segundo hijo, Patrick Wilson, en un artículo biográfico sobre su padre, que se publicó tanto en Transactions of the Royal Society of Edinburgh como en Edinburgh Journal of Science.
Alexander Wilson se propuso explorar la temperatura de la atmósfera en las regiones más altas, elevando varias cometas de papel, una sobre otra, sobre la misma línea, con termómetros fijados en las que volarían más alto.
Tanto Wilson como Thomas Melvill construyeron media docena de grandes cometas de papel, de cuatro a siete pies de altura (entre 1,21 y 2,13 metros, aproximadamente), con los materiales más resistentes y ligeros de los que disponían (papel y madera).
A mediados de julio de 1749, viendo que había una suave brisa constante, sacaron todo su equipo a un campo cercano en Camlachie, acompañados por sus amigos y otras personas.

Recreación digital de Alexander Wilson y Thomas Melvill volando un tren de seis cometas.
(Imagen: Juan Antonio Muñoz, generada con IA y editada digitalmente)
Comenzaron por levantar la cometa más pequeña. Cuando alcanzó cierta altura, tres ayudantes de Wilson unieron la cuerda de la primera cometa a la parte posterior de una segunda cometa y así hasta unir seis cometas en tren, una detrás de la otra en la misma línea. La cometa superior ascendía a una gran altura, desapareciendo a veces entre las blancas nubes de verano.
Para obtener la temperatura de la atmósfera a diferentes alturas, colocaron varios termómetros bien asegurados en las primeras cometas y los recubrieron con gruesas tiras de papel atadas para protegerlos. Tenían que caer a intervalos determinados desde las cometas más altas. Esto se lograba quemando gradualmente un hilo de fósforo.
Wilson y Melville realizaron estos experimentos atmosféricos varias veces durante ese verano y el siguiente. Así lograron medir la temperatura del aire a varios niveles sobre el suelo simultáneamente con un tren de cometas.
En el momento de los experimentos de 1749, Melvill era el inquilino de Wilson y un joven estudiante de 23 años. Falleció a los 27 años. Esta muerte temprana determinó que los resultados de los experimentos con cometas no se publicasen por entonces, quedando en el olvido durante más de setenta años, hasta que las memorias del profesor Wilson fueron publicadas en Inglaterra por su hijo Patrick Wilson en 1824.
El método empleado por Wilson fue muy innovador, ya que implicó el uso de un tren de cometas para alcanzar grandes alturas (aproximadamente 914 metros) y realizar mediciones simultáneas a diferentes niveles atmosféricos, algo imposible con una sola cometa.
Hay que aclarar que algunas fuentes modernas se refieren a las cometas utilizadas por Wilson como "cometas de caja". Sin embargo, la cometa de caja o cometa celular fue inventada por Lawrence Hargrave en 1893. Por lo tanto, es históricamente imposible que Wilson y Melvill utilizaran este diseño en 1749. Las cometas en Europa en el siglo XVIII eran predominantemente de formas más simples, como las planas, con forma de diamante con cola o de pera, como se muestra en este dibujo de la época:

Volando la cometa. Dibujo a pluma y tinta marrón de Francis Hayman. Alrededor de 1740. Crédito: Centro de Arte Británico de Yale, Colección Paul Mellon.
(Imagen de dominio público)